En Público daban cuenta, en un muy buen artículo, sobre las propuestas de reforma del sistema electoral de Andalucía que abanderan Podemos y Ciudadanos con la finalidad de hacerlo más proporcional. Como bien indica el artículo el primer escollo es el Estatuto de Autonomía que prohíbe que ninguna provincia tenga más del doble de diputados y que hace de las provincias la circunscripción.
Pero debemos preguntarnos si el presupuesto sobre el que se asienta la reforma existe: ¿hay un problema de proporcionalidad en las elecciones al Parlamento de Andalucía? Se eligen 109 diputados en ocho provincias, la menos cantidad por provincia es once diputados (Huelva y Jaén) y la mayor es Sevilla con dieciocho, de modo que podemos afirmar que no hay circunscripciones especialmente pequeñas que es el principal problema del sistema electoral del Congreso de los Diputados.
El problema tradicional que se ha achacado al sistema electoral andaluz es que ha dejado fuera del Parlamento a partidos con cierto apoyo en la región, pero que no conseguían una cantidad de votos suficientes en una provincia para conseguir al menos un escaños.
Los parlamentarios autonómicos han sido elegido por al menos el 91,58% de los votantes, que es el dato más bajo de la historia autonómica.
La gran solución que suele proponerse para la mejora de la proporcionalidad es la circunscripción única, que sacrifica en cambio la representación territorial. Veamos ahora los resultados de las últimas Elecciones Andaluzas con una circunscripción única, con barrera del 3% y sin ella, empleando D’Hontd para otorgar escaños.
En las Elecciones de 2004, coincidentes con las Generales, aplicando a circunscripción única con o sin barrera del 3, el PSOE hubiera conseguido la mayoría absoluta (55) de todas formas. Anecdóticamente hubieran entrado en el Parlamento el Foro Andaluz del ex ministr Pimentel y el Partido Socialista de Andalucía de Pedro Pacheco.
En 2008 la unificación de las ocho circunscripciones en una sola no hubiera provocado ningún cambio político importante, ya que el PSOE seguiría con la mayoría absoluta y el Partido Andalucista hubiera entrado. La pérdida de representación fuera de lo municipal ha acelerado la desaparición del PA.
En 2012, las primeras Elecciones Andaluzas perdidas por los socialistas, la solución de formar gobierno con Izquierda Unida sería igualmente factible como lo fue. Entrarían UPyD y PA, que como indicamos antes quizá hubiera salvado la existencia.
En las últimas Elecciones es donde una sola circunscripción hubiera cambiado notoriamente el panoramna político, ya que la suma de PSOE con C’s no llegaría a los 55 necesarios para mantener al gobierno. Creo que este escenario hubiera llevado a una repetición electoral.
La Ley Electoral de Andalucía establece un mínimo, para todas las provincias, de siete diputados, concretando las disposiciones estatutarias. La relación entre peso porcentual de cada provincia con el peso porcentual de su representación en el Parlamento es la siguiente:
Como puede comprobar las tres porovincias más pobladas (Sevilla, Málaga y Cádiz) se encuentran infrarrepresentadas frente a las cinco restantes, de modo que una forma de ganar proporcionalidad puede ser distribuir la representación entre las provincias y no tanto entre los partidos.
Si repartimos los escaños de acuerdo con la población sin ningún mínimo entre cada una de las provincias, el reparto de escaños y su relación con la población es el que sigue:
Quedando así el peso relativo de cada provincia dentro del Parlamento de Andalucía:
De esta forma podemos ver un reequilibrio del poder de cada una de las provincias dentro del Parlamento, especialmente las tres mayores pasarían de tener el 45,87% del Parlamento al 56,89%. Si aplicásemos los resultados de 2015 a esta distribución de diputados, el resultado final variaría poco ya que el PSOE tendría 46 (-1), el PP 32 (-1), Podemos 16 (+1), Ciudadanos 10 (+1) e Izquierda Unida 5 (0).
Luego ¿dónde estaría el cambio? Lo estaría en la composición de los diferentes grupos parlamentarios y en el cambio de la importancia que cada provincia tiene a la hora de tomar decisiones y por tanto en el peso de cada provincia dentro de cada grupo parlamentario.
Las tres provincias más pobladas pasarían a representar 52,17% del Grupo del PSOE, frente al 42,46% actual.
Como en el caso de los socialistas, en el Grupo del Partido Popular reforzaría su presencia las provincias más pobladas, pasando del 39,39% al 53,13%. En Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida las variaciones, al reducirse la muestra, son menos fiables.
Si se aboliesen los límites a la distribución de escaños entre las provincias, la diferencia no sería tanto en el resultado de las Elecciones, sino en el peso que cada candidatura daría a cada provincia, ya que ahora la agenda es marca por los territorios de menos población. Podría ser toda una revolución.