Si hay primarias entre los militantes del PSOE y hay candidatos competitivos, Díaz perderá con muchas posibilidades la Secretaría General y, como están las cosas, también dejará de ser secretaria general del PSOE-A y Presidenta de la Junta de Andalucía. Si hay un Congreso con delegados elegidos en dos votaciones indirectas, entonces Díaz multiplica sus posibilidades porque es en esos cabildeos donde ella es maestra.
El problema que tienen Díaz y Sánchez es caer antes de llegar al proceso, sea el que fuere. Mientras que Pedro Sánchez hace una campaña basada en la coherencia y en la militancia, Díaz la hace cimentada en su posición institucional, uniendo su candidatura a la marcha de la Gestora del PSOE y a su llevanza de la política diaria.
Cada día está más claro que tenemos una Gran Coalición de hecho, que es la peor de las situaciones para el PSOE. Si ya muchos no comprendemos ni compartimos la abstención y el apoyo al Gobierno de Rajoy, haberlo hecho y seguir haciéndolo sin un acuerdo general no es más que la expresión de la rendición de los socialistas. El Presidente del Gobierno concede triunfos más simbólicos que reales a los de la Gestora para que puedan mantener la farsa de la oposición útil, mientras aceptan el techo del gasto y las líneas maestra de los Presupuestos; una medida de poco alcance a cambio de aprobar miles de medidas como son unos Presupuestos Generales del Estado.
Las Plataformas de militantes van proliferando en todos los lugares, con la circunstancia de tener que buscar en muchos casos espacios fuera las sedes oficiales del Partido. Pedro Sánchez ha hecho una aparición multitudinaria y veremos como son las siguientes, pero cada vez que sale le marca la agenda a Díaz y a todos los que se mantienen agazapados en segunda, tercera y cuarta fila esperando que se quemen los que están por delante.
Tan necesitada está Díaz de que parezca que tiene una militancia detrás que ha organizado un acto en Jaén sobre la dependencia para llenar un espacio y ser respaldada públicamente por Rodríguez Zapatero, al que ella y los demás escondieron vergonzosamente en la campaña de 2011.
Díaz precisa más que nunca que la masa de militantes del PSOE-A porque su lanzamiento institucional en Bruselas no es que haya sido un fracaso, sino que ha supuesto un inmenso ridículo. Ella pretendía instrumentalizar a los dirigentes comunitarios, especialmente a los socialdemócratas y socialistas de otros países, para proyectar en España una imagen de estadista que no tiene, entre otras cosas, porque no lo es. Los políticos de aquellos lugares, experimentado en mil batallas en sus partidos, no picaron el grosero anzuelo fabricado en San Telmo y nadie se dispuso a que una jefa regional de los socialistas españoles lanzase su campaña a costa de ellos, respaldando no se sabe muy bien qué. Es por ello por lo que el saliente Presidente del Parlamento charló con ella entre cinco y quice minutos no e su despacho, sino en dos asientos en un pasillo.Y también es por ello por lo que solamente consiguió reunir a treinta y cinco eurodiputados socialistas (catorce españoles) de los cientos ochenta y nueve que conforman el Grupo Socialista del Europarlamento.
Las masivas manifestaciones en Granada, Huelva y Málaga han roto la fantasía de que Susana Díaz no recorta ni en Sanidad ni en Educación. Recorta en las dos y en la capital oriental donde había dos hospitales va a terminar habiendo uno, con dos sedes separadas por kilómetros. Andalucía, donde ganó con menos voto que cuando Griñán fue derrotado, ya no tiene el apoyo incondicional de antes y ni siquiera la incapacidad del PP de Andalucía puede bastar en esta ocasión.
La fuerza de Susana Díaz es la fuerza del PSOE-A. En Andalucía hay un ya sospechoso silencio demoscópico que podría indicar la intención de no debilitar a Díaz, al PSOE-A y a la Gestora con la posibilidad de un desastre socialista pasado Despeñaperros. Por el contrario sí han salido varias encuestas que publican los que todos los que conocen al PSOE y a sus votantes de siempre saben: la inmensa mayoría quiere a Pedro Sánchez y Susana Díaz es la más querida por los votantes del PP.