Todavía no había escrito ni publicado nada sobre la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y no lo había hecho porque realmente no me aclaro. Este tiempo que me he dado de espera no me ha servido para aclararme, de forma que lo que voy a exponer son mis dudas.
1) La Justicia es un follón competencial de los buenos, porque se puede dar la convergencia de hasta tres administraciones: el CGPJ, el Ministerio de la Justicia y la consejería competente en las comunidades que tienen transferidas la Administración de Justicia. La consecuencia es que las posibilidades de descoordinación y las tentaciones de echarse unos las culpas a los otros son más que patentes.
2) Las funciones del CGPJ se encuentran descritas en la Ley Orgánica del Poder Judicial y se restringen al “gobierno” administrativo de jueces y magistrados. Poner toda la necesaria reforma de la Justicia en función de la composición del CGPJ es un error propio de desinformados contertulios radiofónicos.
3) Hay dos grandes criterios a la hora de idear el sistema de elección de los miembros del CPGJ: el criterio democrático y el criterio corporativista. El criterio democrático mantiene que un poder del Estado no puede ser indiferente en sus órganos de gobierno de la voluntad de los ciudadanos expresada en la composición de las Cortes. El criterio corporativista dice que la independencia del poder judicial se preserva mejor y que este poder se gobierna mejor cuando los que lo dirigen son elegidos únicamente entre los miembros de la judicatura.
4) Teniendo en cuenta que las decisiones del CGPJ son de carácter administrativo no está en juego las funciones jurisdiccionales y la independencia en el ejercicio de éstas en los juzgados y tribunales. La función con más trascendencia jurisdiccional del CGPJ es la elección de miembros para el Tribunal Supremo y en muchos países en esta elección hay siempre un componente político dadas las funciones de estos altos tribunales.
5) Soy enemigo acérrimo de las tendencias corporativas y corporativistas. No creo que un órgano de gobierno cocinado exclusivamente en los fuegos judiciales sea necesariamente mejor que otro con orígenes externos. Igualmente no creo en el mito de la capacitación técnica apolítica.
6) Espero que algún día alguien quiera hablar de la independencia judicial en serio, es decir, de la independencia de los juzgadores en las ciudades y pueblos, donde muchas veces pueden estar sometidos a presiones sociales, familiares o amicales. Me encantaría que se estudiase alguna vez cómo se juzga en las pequeñas localidades, los motivos por los que los jueces salen disparados de ellas y que levantase acta de qué hablan los abogados con los jueces a puerta cerrada.
7) Tampoco me ha gustado el mercadeo que se ha dado entre los partidos para renovar el CGPJ, aunque tampoco se me ocurre otro método mejor. Lo bueno es que se ha hecho de cara al público y a la opinión pública, por lo que nadie puede llamarse a engaños. Espero que al menos cierre las acusaciones contra el CGPJ de unos y otros, porque todos han tenido parte en la selección de sus componentes.
Los no asociados, 4.200 jueces españoles se quedan fuera del consejo. Casi dos años en funciones para esta chapuza. Viva la independencia judicial.
Respecto a lo que dices de los juzgadores en ciudades y pueblos, existen algunas incompatibilidades por razón de parentesco en poblaciones inferiores a 100.000 habitantes. Lo de que los jueces salen disparados de ellas… en fin, yo lo achacaría más al régimen de ascensos de la Carrera judicial.
Buen artículo.
Efectivamente, el tema de los jueces no asociados es una de las cuestiones que han quedado en el aire, aunque tampoco hay que atribuirles un parecer unánime a un colectivo que se define por no definirse.
Las incompatibilidades que mencionas están bien, pero yo profundizaría mucho más hasta prohibir a los juzgadores de los núcleos de pequeña población residir en su partido judicial. Como no estamos en el siglo XIX, no habría problema.
Es cierto lo del sistema de ascenso. Pienso que habría que incentivar cierta permanencia en los puestos. El cambio continuo de jueces, secretarios y funcionarios sólo sirve para frenar continuamente a los órganos.
… Por todo lo cual, la separación e independencia de los Poderes sigue siendo un mito. ¿Hasta cuándo?
Caberna la separación de poderes no es un tema fácil porque puede llevarnos a que un poder no emane del pueblo.
Se ha renovado realmente? hasta cuando vamos a aguantar que el Consejo General del Poder Judicial no cumpla con la Ley de Igualdad?. Quizás estos señores practican un depotismo ilustrado hacia las mujeres.
Vale ya de reafirmarnos una y otra vez en las mismas formas del patriarcado-
Me hace mucha gracia cuando la gente, con argumentos de tertuliano medio, habla de la no existencia de la separación de poderes. Evidentemente, tal y como la plantearon los filósofos ilustrados y Locke en plenos XVII y XVIII en pleno Antiguo Régimen no existe, en un momento en que todo el poder estaba concentrado en manos de un monarca (ilustrado en el mejor de los casos) y no había límites al poder regio, que era natural y de origen divino.
Ahora, en un contexto contemporáneo y en un estado constitucional social y democrático de derecho, en que según la norma que encabeza nuestro ordenamiento la soberanía emana del pueblo español, parece lógico no hablar de unos poderes absolutamente separados y sin origen popular, sino de una serie de poderes coordinados en que el legislativo, en tanto representante de la soberanía popular en grado directo, aparece con manifiesta superioridad.
Se establecen, por tanto, un conjunto de relaciones, contrapesos y límites que configuran nuestra arquitectura institucional. Un ejemplo muy simple: Según la idea de la separación de poderes original, que un ministro del gobierno o el propio presidente sean diputados contradice tal idea, ya que forman parte de los cuerpos legislativo y ejecutivo al mismo tiempo. ¿Eso constituye un problema para que cada poder ejerza sus competencias? Yo creo que no.
Y como, casualmente, la justicia emana del pueblo, me parece que es lo mínimo que los que administran el gobierno de los jueces sean elegidos por el cuerpo representante de la soberanía nacional. Aunque quizá sería mejor que votásemos directamente a los miembros del CGPJ, pero esa es otra historia.
Y recordemos que, más allá de la teoría, en España hay un cuarto poder que ejerce de «legislador negativo» o garante del poder constituyente, que es nuestro vilipendiado Tribunal Constitucional.
Jose A un gran comentario. Me ha animado a escribir una entrada sobre la separación de poderes.
Es que me quema mucho el tema de la supuesta no separación de poderes de nuestro estado, un argumento constante que no quiere decir nada si analizamos la realidad. Porque para mí lo malo sería lo contrario: Que el poder judicial no tuviera freno y fuera un grupo oligárquico, que el ejecutivo no tuviera apenas controles del legislativo, etc… Me recuerda mucho al franquismo.
José A. no puede más que estar de acuerdo contigo. Quiero escribir una entrada sobre la separación de poderes y que implica esto, así como la interrelación entre los poderes. Lo mismo te animas y la hacemos «a la limón» con publicación simultánea en «Desde mi contubernio» y «GS».
África no lo puedo jurar, pero la ley de igualdad creo que no se aplica al CGPJ. Ahora me da pereza mirar la ley.
¿Está José A. convencido de que no existe una oligarquía en el actual poder judicial con el actual sistema de nombramientos del CGPJ?
Nada más lejos de mi intención que proponer que cualquiera de los poderes del Estado no emanen del pueblo. Y nada más lejos de mi pensamiento que pretender al sistema franquista, ¡POR FAVOR!
No se pueden coger los rábanos por las hojas, ni pretender estar en posesión de la verdad absoluta. Claro que yo no soy un experto en …. «nada» en realidad, pero me gusta manifestar opiniones sin sentirme agredido.
Por cierto, José A., no sé si mis argumentos te parecen de «tertuliano medio», ni tampoco sé si con eso quieres minusvalorar las opiniones de los demás, pero te pediría un poco de respeto, el mismo que solemos gestionar los demás.
Suelo participar en los debates con los comentarios que me parece (como persona libre no sometida a ningún pensamiento único) hasta que me siento agredido; en ese punto me callo y hago mutis por el foro buscando lugares donde poder expresarme sin sentirme el niño tonto que no sabe nada.
Caberna como moderador y escritor de GS creo que te debo pedir disculpas por si te has sentido agredido personalmente.
Evidentemente la respuesta de la debe dar José Antonio y no yo, aunque permíteme una mínima observación.
Cuando se habla de «tertuliano medio» no se está hablando del oyente, sino de los genios de las cadenas de radio que ponen a gene sin cualificación a hablar de todo lo que pasa en el mundo. El oyente asume o no lo que dicen.
No sé cuál es tu especialidad, pero habrás tenido la experiencia de que cuando los medios hablan de lo que tú sabes bien, la inexactitud e incluso la incorrección llama la atención.
José Antonio y yo mismo somos de formación jurídica y sabemos que hay tópicos por ahí que son directamente falso y que se han transmitido gracias a los medios de comunicación.
Quisiera, en todo caso, que continuases comentando en GS, pues todos nos enriquecemos. Un abrazo, Geógrafo Subjetivo.
Disculpas aceptadas, Geógrafo, aunque pienso que no es culpa tuya los deslices que podamos cometer los demás…
No es importante cuál sea mi especialidad, pero como tampoco hay motivo para ocultarla, te diré que soy maestro y licenciado en Pedagogía. Sin embargo, en materia educativa creo que siempre me queda mucho por aprender y procuro no hacer dogmas con mi pensamiento.
Un abrazo sincero
En todos los entes históricamente corporativos hay oligarquías, está claro. Por ello prefiero que sean las mayorías parlamentarias las que elijan los miembros del CGPJ, ya que estas cambian como máximo cada 4 años, y no unas personas que desde los 24 ó 25 años que entran hasta que salen evitan todo control de la soberanía popular. Porque estamos hablando de un poder del Estado, y los poderes del Estado han de estar sometidos al principio democrático. De ahí que el gobierno de los jueces, al igual que los altos cargos de un ministerio, hayan de estar elegido por los representantes de la voluntad popular, en uno u otro grado, de entre diferentes juristas.
En ningún momento insinúo siquiera que te guste el franquismo, puesto que ni te conozco ni tengo elementos de juicio para decirlo. Lo que yo digo es que un poder judicial oligárquico hasta morir, un legislativo desactivado y sin capacidad de control y un ejecutivo poderoso me recuerdan mucho a las estructuras franquistas. Son poderes aparentemente separados, claro, que luego lo que muestran es una concentración de poder en manos del ejecutivo y los grupos de interes corportativos con que ha de lidiar.
Y no creo que falte al respeto por decir que hay opiniones que me recuerdan a las del tertuliano medio. En todo caso, tu opinión es respetable, como la de cualquier persona, pero como la mía también lo es quise darla, por mi formación un poco más técnica, pero igualmente legítima y válida. Sólo creo que en la discusión sana cabe rebatir argumentos con otros argumentos, nada más. En todo caso, si no te ha gustado el tono, te pido disculpas, ya que en ningún caso iba en intención de agredir a nadie. Por mí, asunto zanjado.
[…] una entrada del pasado septiembre […]