En los estertores del verano escribía sobre el margen de supervivencia que tenía Ciudadanos en el actual panorama político. El presupuesto era que Ciudadanos debía olvidarse de ganar elecciones para transformarse en una fuerza influyente a ambos lados de su posicionamiento político. Un reto difícil que Ciudadanos comenzó a construir y que parece que se ha bajado al retrirar su apoyo inicial a los Presupuestos.
Ciudadanos tendrá que competir por el voto desde el centro a la derecha, tras haber renunciado a ser una opción para el votante de centro izquierda. La cuestión es cuánto voto de la derecha puede quedar entre sus redes.
A estas alturas me parece inevitable que Ciudadanos vaya en coalición a las próximas Generales con el Partido Popular, en una repetición de lo que hemos visto en las Elecciones Vascas. Los populares tienen que evitar que el voto residual a Ciudadanos les quite votos (los votos de C’s que habían de irse a Vox ya se fuera y no fueron pocos) y, sobre todo, escaños en los enrevesados cocientes de nuestro sistema electoral, de forma que la pérdida pueda suponer no sumar con Vox a la hora de la investidura.
Lógicamente Casado le va a hacer a Arrimadas una oferta de esas que no se puede rechazar. En primer lugar le dejará a los naranjas tener más candidatos en puestos de salida que los escaños que Ciudadanos pueda obtener en la más optimista de sus previsiones y, en segundo lugar, le ofrecerá a Arrimadas un puesto en el Consejo de Ministros y alguna Secretaría de Estado en otro Ministerio para los suyos.
Si Casado consigue la investidura en unión a Vox, todo lo que le haya ofrecido a Arrimadas por la coalición va a parecer nada en comparación al logro. Si Casado no lo consigue, a Casado le dará igual porque estará acabado y acompañará a Hernández-Mancha en el panteón de los presidentes populares que lo lograron La Moncloa.
Pase lo que pase, porque Arrimadas no va a tener más remedio que aceptar la oferta, Ciudadanos dejará de existir como entidad política diferenciada, más allá de su subsistencia en el registro de partidos políticos.